miércoles, 14 de abril de 2010

SALTO DEL PASTOR CANARIO

ORÍGENES
Parece ser que la técnica del Salto del Pastor viene de los aborígenes canarios,conocidos popularmente como guanches (aunque este nombre era sólo de los de Tenerife,
porque en las distintas islas eran auaritas, bimbaches, etc.).
Se han encontrado en yacimientos arqueológicos varas largas pulimentadas y con un cuerno enderezado al fuego y engastado como punta,
que se supone que eran para desplazarse con esta técnica.
Además, los primeros cronistas de la conquista hablan con asombro de la facilidad de desplazamiento de los aborígenes a través de difíciles riscos y barrancos
ayudándose de largas varas.


¿Cómo surgió esta técnica peculiar y por qué?

Lo lógico es suponer que, cuando dos mil años antes de Cristo,ciertas tribus bereberes de las montañas del Atlas norteafricano llegaron a Canarias,
tuvieron que adaptar su tradicional ocupación, la ganadería de cabras, al nuevo territorio.
El terreno volcánico en general, y el canario en particular, es poco sólido, quebradizo,
difícil de caminar cuando el desnivel es fuerte porque las técnicas de trepa, usando manos y pies,
no se adaptan bien. Por tanto, con rebaños de cabras que son muy propensas a meterse en los riscos y acantilados más difíciles, la vida del pastor recién llegado era complicada. Por tanto, tuvo que adaptarse.
Todos los pastores del mundo han usado tradicionalmente diferentes tipos de bastones para ayudarse en sus caminatas por el monte (lo cual hemos adoptado los senderistas), y es de suponer que el salto del pastor surgió introduciendo progresivamente cambios en estos bastones.
Y estos cambios, tremendamente sencillos y a la vez geniales, fueron los siguientes:

Primero, el bastón fue pulido para lograr que las manos se deslizaran a través de él.
Ya el palo no se agarraba en un punto que servía de empuñadura,
sino que la mano se deslizaba arriba y abajo del palo durante el desplazamiento del cuerpo al andar, manteniendo los brazos y manos siempre en la misma posición corporal,
pudiendo así hacer más presión y logrando mantener el centro de gravedad corporal más bajo
(lo cual incrementa la estabilidad).

Segundo, el palo adoptaba un grosor de menos a más, de arriba hacia abajo, lo cual facilitaba la frenada al deslizar la mano.

Tercera, el centro de gravedad del cuerpo pasa de apoyarse sobre las piernas del caminante, a sustentarse sobre el palo.

Es decir, ya el pastor no camina sobre sus pies y se ayuda de un palo, sino que camina con el palo y se ayuda de los pies. Este cambio fue fundamental, pues supone descansar muchísimo el esfuerzo de las piernas, especialmente en los descensos muy pronunciados. Para lograr este cambio de posición del centro de gravedad corporal fue necesario adoptar una postura más “echada palánte”, sobre la vara, y sujetarla con ambas manos, con las palmas hacia arriba y bien pegada al cuerpo, con el fin de optimizar el rendimiento de esta técnica e impedir caídas peligrosas.

Por tanto, y en perfecta lógica, es de suponer que lo primero que lograron crear los antiguos pastores canarios fue la llamada actualmente “lanza o astia corta“.
Es decir, la vara pulimentada que fluctúa desde la estatura del que la usa hasta los dos metros y pico de larga. Se usa para caminar a través de senderos de fuerte desnivel, o peligrosos por tener terreno resbaladizo o por ser muy estrechos. También puede utilizarse a campo través, sin llegar a dificultades extremas. Es decir, el instrumento ideal para el senderista
.


Posteriormente se supone que, ante la necesidad de desplazarse también por terrenos mucho más peligrosos y a campo través, usando la misma técnica, se alargó progresivamente la longitud de esta herramienta, pasándose a la lanza o astia media (2,50 / 3,50 metros) para laderas y barrancos de fuerte desnivel. Con ella se lograba no solo caminar, sino también “saltar”,apoyando su punta en un lugar seguro, brincando al aire y deslizándose por ella. Se ganaba en rapidez y se accedía a lugares más difíciles con menos esfuerzo y peligro.

Por último, ya para las paredes de mucha verticalidad, se incrementó todavía más la longitud de la lanza (3,50 / 4 metros) adoptándose la técnica de “regatón muerto”:
salto al vacío para pasar de un pequeño saliente a otro, frenando la caída mediante el ya mencionado deslizamiento a través del palo.








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